
¿Se han dado cuenta que la mayoría de los servicios fotográficos que se ofertan para boda tienen costos elevados? Y seguramente se han preguntado por qué, así como también habrá quienes se hayan aventurado por algo más barato y se hayan llevado un chasco. En esta nota te diremos algunos puntos importantes para considerar la contratación de este servicio.
Para iniciar este artículo, tenemos la obligación de aclarar que existe algo llamado Estilo fotográfico el cual puede dividirse principalmente de 4: Fotografía documental, artística, objetiva y de representación. En estos estilos el fotógrafo plasma el propósito de su labor así como una idea en particular que muestre, o no, la realidad de una situación.
La fotografía para eventos se apoya en distintos estilos. En primer lugar del estilo documental, ya que es este el que se enfoca en mostrar las evidencias de un momento y tiene la posibilidad de añadir toques creativos lo cual requiere de técnicas especiales por parte de la persona que maneja la cámara. En segundo lugar tenemos la fotografía artística que involucra además de la técnica, la estética. Comparte el límite entre la visión natural y la personal de manera concreta y se enfoca en plasmar la apariencia del momento de una manera sutil. Por último y en tercero está la fotografía de representación en la que el fotógrafo se esfuerza por expresar la realidad que vive en ese momento, 100% desde su perspectiva.
Aprender y practicar un estilo en particular puede tomar bastante tiempo, además de los recursos económicos que intervienen en la preparación de un fotógrafo los cuales incluyen el pago de cursos, diplomados e incluso licenciaturas, compra de equipo fotográfico como cámaras, equipos y lentes especiales.
Al contratar un servicio de fotografía asegúrense de que la persona que lo ofrezca tenga pleno conocimiento sobre el trabajo que va a realizar y no realice esta actividad por hobbie. Esto no significa que si no tiene un certificado no es buen proveedor, sin embargo si es muy útil revisar el portafolio de trabajo con detenimiento antes de firmar cualquier trato.
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